TLATOL, EL TEMOR A LA PALABRA VERDADERA

Hace 500 años los invasores españoles, ávidos de las riquezas de los pueblos indígenas encontraron una fuerte resistencia en todo México, uno de estos lugares de resistencia fue la zona donde vivía el pueblo mexicanero entre los estados de Jalisco y Zacatecas de la actualidad. Allá los indios se rebelaron en armas apenas unos años después de la invasión y la guerra se extendía y fortalecía sin cesar. A pesar de que los curas hicieron un fuerte trabajo de pacificación en las comunidades enarbolando su autoridad divina y llamando a los indios al sometimiento a los invasores españoles, también se formo una especie de embajadores indígenas que se dirigieron a todos los pueblos de la región y estos pueblos se levantaban en armas apenas los embajadores dejaban su mensaje derrotando de esta forma a los curas en la lucha que unos y otros llamaban a los indios. Llamado a la paz y el sometimiento los unos y a la guerra y la libertad los otros. Los curas atribuyeron su derrota ante los embajadores indígenas a un demonio maligno que los embajadores indígenas llevaban a mostrar a los pueblos, este demonio era “el tlatol” y los embajadores sus brujos. Pero tlatol quier decir palabra en lengua verdadera. La guerra fue cruenta y dolorosa y la batalla final se resolvió en el antiguo cerro del Mizton donde los hombres y mujeres verdaderos se atrincheraron por semanas para resistir el asedio de la caballería española. Este pueblo heroico fue derrotado militarmente pero el tlatol triunfo y prevaleció secretamente entre los pueblos de todo México y aun existe entre nuestros pueblos este llamado a la lucha por nuestra libertad. Hoy nuevamente es necesario llevar el tlatol a todos los pueblos, ciudades y campos de México pues la verdadera liberación aun falta por nacer en nuestras tierras antiguas. Es por ello la razón de este blog que espero tengan a bien recibir. No morirá la flor de la palabra y nunca habrá tantos curas ni tantas balas para arrancar el tlatol de nuestros corazones indígenas. Cada que una milpa de maíz o un niño ven el cielo de México ya lleva la semilla del tlatol dentro de si