Un día cualquiera bajo el gobierno del cambio en Oaxaca
Los radiantes rayos del sol atraviesan de lado a lado los cristales del camión urbano donde viajo. Algunas manos se levantan contra los cristales para cubrir el rostro del inclemente sol vespertino. Bien pronto se dejan caer resignadas, no se puede tapar el sol con un dedo, tampoco con una mano. Los rostros cansados de los trabajadores y trabajadoras se arrugan como último recurso para defenderse o resignarse ante el embate del sol invernal oaxaqueño. Los zurcos en los rostros morenos les hacen parecer mascarones pétreos de los dioses de Monte Albán, Mitla y Zaachila, pero mucho mas cansados, mucho más tristes. Es que los antiguos dioses no tenían que trabajar de sol a sol por un misero salario. Es que los dioses antiguos no habían tenido que soportar los desplantes y ofensas de los patrones voraces. Es que los dioses antiguos no habían sentido la punzada seca del hambre en el estomago. Es que los antiguos dioses no habían conocido la desgracia de los gachupines*, los blancos bárbaros y ambiciosos que gruñen como cerdos buscando el oro.
El chirrido del camión en su andar penoso arrulla el cansancio de algunos y algunas de estas modernas diosas antiguas. Ojos que duermen cerrados pero manos despiertas y firmes que sostienen las bolsas y las mochilas que contienen el preciado sustento familiar y algún celular con cámara e internet comprado en pagos, confirman el carácter divino de estos trabajadores. Sobre todo las madres que son omniscientes de cómo ganarse la vida, omnipresentes para el patrón y omnipotentes para amar a sus hijos. El olor de las cebollas y los chiles de los morrales de las madres compite con el humor a perfume gastado que despiden las señoritas meseras, cajeras y secretarias que son las que mas luchan por permanecer despiertas. Se han acostumbrado a sonreír y ser amables y lindas ante los turistas a pesar del cansancio y el hambre.
Atrás se van quedando los viejos palacios e iglesias coloniales de cantera verde, hoy convertidos en hoteles y restaurantes de tres, cuatro y hasta cinco estrellas donde esta masa de trabajadores acude día con día a dar brillo y esplendor, para disfrute de todo el turismo nacional y extranjero. Por delante van apareciendo los cerros polvosos de la nueva ciudad de Oaxaca donde estos trabajadores van a descansar sus huesos y sus almas.
El camión pasa por el lugar donde estuvo la barricada de brenamiel, la más grande y combativa de la comuna de Oaxaca. Un kilómetro con cien metros de avenida protegido con 24 trailers con todo y su caja, algunos de doble remolque, desde la madrugada del 21 de agosto cuando los paramilitares ulisistas tomaron a plomo las antenas del canal nueve hasta el medio día del 31 de octubre de 2006 cuando la PFP acudió a “limpiar” la barricada. El único rastro físico que queda de esos gloriosos días es el asfalto quemado en forma de llanta en el lugar donde se hacían las memorables fogatas alrededor las cuales la semilla de la comunalidad indígena floreció entre el asfalto y el concreto de la ciudad. Una que otra pinta escondida por ahí ha sobrevivido la censura y el miedo de la pintura gubernamental, favorecidas por las innumerables marchas que por esta avenida transitan y por los ejércitos de jóvenes guerreros del graffiti que aerosol en mano salen a tomar posesión de su territorio de manera efímera cada noche. Jóvenes guerreros águila y jaguar que hacen una guerra florida contra los grises muros de la ciudad todas las noches.
El camión sube pesadamente uno de estos cerros al compás de chirridos metálicos y bramidos secos mientras va dejando tras de si una nube de polvo blanco y fino que se deposita sobre las hojas de árboles y plantas que bordean los caminos del proletariado oaxaqueño, las venas que alimentan la industria turística de Oaxaca, las sendas de los indios urbanos.
Los huizaches, arbustos espinosos y fuertes son los únicos que reverdecen en esta época del año. Se protegen de la sequedad con sus espinas, del frío con sus pequeñas hojas y del machete con su prolificidad. Son como estos hombres y mujeres del camion que resisten la pobreza con sus pocas necesidades, la violencia con su solidaridad y la tristeza con su fácil y prolífica alegría y sus innumerables fiestas. Somos como los huizaches de hondas raíces y tenaz resistencia.
El camión sube y sube más por estos cerros redondos y empinados que una vez fueron fortines en las guerras que zapotecos y mixtecos –bini zaa y ñuu saavi- sostuvieron unas veces entre ellos y otras haciendo frente común contra el invasor mexicano –mexica-, después contra el gachupin y ahora contra el capitalista. Es esta una tierra que ha sido cuna de la civilización americana y objeto de disputa por milenios. Invasión tras invasión ha llegado, pero nosotros siempre hemos estado aquí. Allá abajo, a lo lejos, en el fondo del valle, corre serpenteante el luminoso hilito de agua que una vez fue el gran río Atoyac en cuyas riberas la princesa Donaxi hizo florecer en su graciosa cabeza desprendida de su bello cuerpo una azucena, en medio de un invierno como este, como consecuencia y premio de su lealtad a su pueblo bini zaa.
Un día cualquiera en el gobierno del cambio.
Corrijo, no es un día cualquiera, es miércoles de audiencia ciudadana. Un par de trabajadores, indios urbanos con rostros de dioses antiguos que viajan en el camión comentan felices que han visto en persona al nuevo gobernador de Oaxaca, Gabino Cue Monteagudo y rompopompon. Pero no son su blanca piel ni sus rutilantes apellidos de gachupin, ni los interiores solemnes y fríos del palacio de gobierno, después convertido en museo y ahora otra vez palacio de gobierno, los que tienen a estos indios emocionados con la visita al gobernador, sino sus promesas. Hablan de cómo el gobernador les ha prometido acabar con la corrupción priista aun cuando en su gabinete cuenta con los nombres de connotados priistas, amigos suyos de cuando también militaba en el PRI, partido de cuyo nombre, al igual que los pueblos tristes del quijote de la mancha, no quiere ni acordarse. Platican entusiasmados de cómo el gobernador les ha prometido que habrá mas progreso para la gente pobre al mismo tiempo que los policías estatales desalojaban a varios grupos de vendedores ambulantes del zócalo y de las señoriales calles del centro histórico, hoy entregadas totalmente al negocio turístico de tres, cuatro y hasta cinco estrellas propiedad de los gachupines hijos de los primeros gachupines que llegaron a Oaxaca hace quinientos años, “la vallistocracia” que se disputo electoralmente el municipio de la ciudad de Oaxaca en reñida competencia entre el gachupin Luis Ugartechea Buegue y tantantan-Bar jardín-PAN-PRD-PT-CONVERGENCIA contra la gachupina Beatriz titi Rodríguez Casasnovas y tintintin-restaurante-bar Terranova–PRI-PV y donde ganaron con los votos de muchos indios como los que viajamos en este camión, entusiasmados por el cambio, los gachupines progresistas del bar jardín-PAN-PRD-PT-CONVERGENCIA. Los indios que platican su visita al gobernador comentan satisfechos como el gobernador les ha prometido que no habrá impunidad en los delitos y asesinatos cometidos por Ulises Ruiz contra los pueblos de Oaxaca en el año 2006 pero se les olvido preguntar porque Jorge Franco Vargas, secretario de gobierno de Ulises Ruiz y responsable directo de la represión del 14 de Junio de 2006 contra el magisterio oaxaqueño, asistió como invitado especial a su toma de posesión como gobernador.
Fue en ese momento cuando vi al fantasma. No me di cuenta donde ni en que momento subió, no se si lo hizo como la gente normal pagando su pasaje y subiendo en la parada o atravesó las paredes del camion como según he visto en la televisión acostumbran hacerlo los fantasmas. Me percate de su presencia porque se sentó junto a mí y a través de su cuerpo translucido podía seguir viendo el asiento que ocupaba. También me di cuenta que era un fantasma porque a pesar de los fuertes rayos del sol invernal oaxaqueño que entraban por la ventana el no sudaba ni una gota. Al principio no supe que hacer. Nunca me había encontrado con un fantasma y no sabia como empezar una platica en estas condiciones. ¿Cómo estas? se me hacia una pésima pregunta pues evidentemente estaba muerto. Ni siquiera sabia si debía tratar de platicar con el, no sabia si el estaba interesado en platicar, de reojo vi su rostro y una mirada honda y triste como un pozo me erizo los pelos de punta. En estos pensamientos iba cuando el fantasma se dirigió hacia los dos trabajadores que conversaban sobre su visita el gobernador.
–Son unos ingenuos- dijo el fantasma.
-¿Quiénes son ingenuos?
-Ustedes que vienen diciendo que fueron a ver a Gabino Cue Monteagudo y que este hará justicia-
Los dos indios se removieron en su asiento, se noto a leguas que no les gusto el tono de las palabras del fantasma, no le daba ni el beneficio de la duda al pobre gobernador, parecía como esos priistas perversos que solo esperan que Gabino se equivoque para retomar el poder o como esos radicales que no les gusta nada. Deben haber pensado que el fantasma era un priista resentido pues este les dijo.
– No soy priista, fui asesinado en estas mismas calles en el año 2006 por luchar por justicia y libertad, soy de la APPO, soy uno de los 26 asesinados por los parapolicías y sicarios de Ulises Ruiz.
Se les olvido que los fantasmas pueden leer la mente, sus rostros se vieron ensombrecidos por la pena seguramente por haber pensado que era un fantasma priista, aunque también puede ser que les diera miedo hacer enojar a un fantasma, cuantimas si es de la APPO.
-Yo también soy de la APPO, bueno fui de la APPO porque ahora eso ya acabo ahora que hay democracia ¿Qué no?- dijo uno de ellos.
-Bueno, ¿tú no crees que Gabino hará justicia? ¡Hay que darle el beneficio de la duda! Mira que apenas esta empezando- dijo el otro.
-Yo también he ido a verlo – dijo con calma el fantasma- le he preguntado lo mismo y me ha dicho que habrá mucho dinero para dar justicia, le llama reparación del daño. Para las familias de los 26 asesinados por Ulises Ruiz en 2006 habrá reparación del daño, para los que fueron presos políticos en el 2006 habrá reparación del daño, para los que fueron torturados habrá reparación del daño, hasta para las organizaciones sociales y partidos comunistas marxistas-leninistas-stalinistas que formaron parte de la APPO y que eran muy radicales habrá reparación del daño y mucha reparación aunque estas no hayan sufrido daño alguno, también para los lideres magisteriales habrá mucha reparación del daño. A todos ellos les reparara su daño. Como se imaginaran a mi el dinero ya no me importa, pues estoy muerto, yo lo que quiero es justicia para que pueda descansar en paz, yo lo que quiero es castigo a los responsables de mi muerte, yo lo que quiero es que no exista impunidad.
-¿y que te dijo nuestro gobernador?
-Que ahora lo que se busca es la reconciliación, que Oaxaca necesita reconciliación, que los negocios necesitan reconciliación, que los ricos y los pobres debemos reconciliarnos como hermanos aunque ellos sean los hermanos ricos que viajan en autos lujosos y nosotros los hermanos pobres que viajamos en camiones como este. Que los de la APPO y los priistas debemos seguir el ejemplo de Flavio Sosa y Martín Vázquez Villanueva que no pierden oportunidad en tomarse fotografías para la prensa para demostrar su reconciliación muy civilizada. Que no puede castigar a Ulises Ruiz y a los demás criminales que son responsables de mi muerte y de los asesinatos de los otros 25 compañeros y compañeras porque si se les castiga o intenta hacerlo los priistas no querrán reconciliarse con nosotros, bueno con ustedes, que yo ya estoy muerto.
-y tú que le dijiste-
_Ya no pude decirle nada, había un larga cola esperando verlo, cientos de personas, la audiencia duro desde las diez de la mañana hasta la una de la mañana del día siguiente, solo me dijo eso y me envío con un sub-sub-sub secretario para que me atendiera y diera trámite a mi queja. Yo me Salí y me fui. Esos funcionarios no ven ni a los vivos, ¿Cómo me van a ver mí que ya estoy muerto?
-¿Y ahora que vas a hacer?
-Nada, los muertos no podemos exigir justicia, eso le toca a los vivos.
Había un gran silencio, al darse cuenta que en el camion venia un hombre asesinado por Ulises Ruiz en el año 2006 los indios que venían platicando guardaron silencio respetuosamente. Tal vez alguno de ellos le rindiera un homenaje silencioso en lo profundo de su corazón a uno de tantos hombres que les fue arrebatada la vida en una lucha verdadera por libertad y justicia para todos y todas. El camión llego a su fin, desde la cima del cerro que hace de terminal de la ruta se miran los cerros interminables cubiertos de casitas de lamina, los perros flacos corriendo tras de los niños y los niños flacos corriendo tras de los perros, la misma pobreza de siempre, la misma miseria, el mismo polvo, el mismo olvido, la misma hambre. Allá abajo se mira a lo lejos los contornos de las torres y las cúpulas de la vieja ciudad colonial donde estos trabajadores bajan día con día a dejar su sudor y su esfuerzo.
Pensándolo bien, si es un día como cualquiera, un día como cualquiera del pobre bajo el capitalismo, un día como cualquiera del pobre bajo el gobierno del cambio.
Sobre una barda ingrata y sucia una pinta con aerosol acentúa su pobreza y su dignidad “La APPO vive, lucha sigue”.
En recuerdo a Lorenzo Sampablo Cervantes trabajador oaxaqueño asesinado el 22 de agosto del 2006 por sicarios al servicio de Ulises Ruiz a bordo de patrullas de la policía estatal de Oaxaca en la barricada colocada afuera de la radio “la ley” cuando esta fue tomada por la APPO para dar voz al movimiento. Crimen impune hasta el momento como todos los 26 hombres y mujeres asesinados en el año 2006.
David Venegas
Oaxaca de Magon, Ciudad de la resistencia a 15 de enero de 2011
* Gachupines son los españoles voraces y ambiciosos que desde hace quinientos años gruñen como cerdos buscando el oro en nuestra tierra, mi mas sincero respeto a todos aquellos hombres y mujeres nacidos en la tierra vasca, catalana, gallega y castellana que han luchado por su libertad y que se han solidarizado con nuestros pueblos mexicanos contra la injusticia del capitalismo.
PITAO XOO 